Hotel Catullo

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El Hotel Catullo, fundado en 1888, obtuvo la primera licencia de comercio público en Sirmione y es uno de los hoteles históricos de Italia. Toma su nombre del famoso poeta nacido en los alrededores, uno de los jóvenes llamados «nuevos» poetas que dejaron una huella duradera en la poesía latina, principalmente con temas de erotismo y amor. Varios versos se han convertido en eternos, que aún se citan en todo el mundo, y que regresan en elegantes frescos en las paredes del hotel, en los distintos pisos que conducen a las habitaciones. El hotel ha sido propiedad de la familia Barelli, que también administra el Hotel Pace, durante muchos años y, por lo tanto, ofrece una tradición hotelera consolidada. La gestión familiar combina un estilo moderno, con una cuidadosa atención a la acogida de una clientela internacional y exigente. El hotel fue restaurado en 1991 y completamente renovado, centrándose en la mejor funcionalidad y elegancia estética, privilegiando la arquitectura contemporánea y los detalles estéticos de clase. El hotel se encuentra en el lago, en el centro de la ciudad, y cuenta con un aparcamiento privado a pocos metros. Hay cincuenta y seis habitaciones, todas accesibles en ascensor: algunas dan al lago de Garda y tienen muebles más clásicos y sofisticados, con una vista panorámica de 360 grados. El restaurante del hotel es muy amplio y luminoso gracias al generoso acristalamiento, que abre el campo visual y ofrece una sensación de libertad y una fusión ideal con el paisaje circundante. El restaurante tiene vistas al impresionante jardín y recuerda la arquitectura de los jardines de las antiguas residencias patricias romanas o de las villas de vacaciones de la nobleza del siglo XIX. Un embarcadero muy amplio, reservado exclusivamente para los huéspedes del hotel, ofrece tumbonas y sombrillas, además de un pequeño bar para que los huéspedes que deseen disfrutar directamente de toda la comodidad de tomar el sol o darse un chapuzón en las aguas de Sirmione, algunas de las más limpias del lago de Garda. La gran terraza del último piso con una vista extraordinaria al lago es el escenario ideal para fiestas y aperitivos, un área que pronto se convertirá en un jardín en la azotea con su propio bar.